lunes, noviembre 28, 2016

Músicos y aves de calle

Valérie, Marco, Zacarías y compañía son músicos de calle. Más que por la música , llaman la atención porque siempre llevan consigo, en el hombro, el sombrero y la bicicleta familiar, a Nana -una guacamaya gris - (guacamaya africana) y otras 3 aves exóticas de menor tamaño. Nada de jaulas ni cadenas, simplemente andan juntos por allí.

Viven en Porto pero forjaron su familia en Francia y tienen origen en Europa del Este.

No gustan de fotos, especialmente porque están acostumbrados a que los fotografíen sin consentimiento. De hecho, Zacarías a su corta edad ya sabe decir enérgicamente: "Pas de photo!". Sin embargo, accedieron a ésta con el argumento de que fue solicitada gentilmente. Quizá también fue por compasión.

Les conté que extrañaba las coloridas y bulleras guacamayas de #Caracas ♥ y que ese amor y nostalgia me acompañan, también sin jaulas ni cadenas.

Valérie y Marco dicen que las aves están domesticadas y por eso no temen que escapen. Sin embargo,  no están de más algunas semillitas sobre el sombrero, hombros o bolsillos.

sábado, noviembre 26, 2016

El día en que le cantamos a Fidel Castro

Ayer murió Fidel Castro. Pocos personajes generan, al mismo tiempo, tanta admiración y tanto repudio. Sin duda, un líder que marcó la historia contemporánea de América y del mundo. La música me permitió conocerlo.

En este momento pienso especialmente en los amigos cubanos que, sin los extremismos mayameros, me contaron una Cuba distinta a la que había idealizado en mi época universitaria. Una Cuba muy ruda para los comunes en su día a día. Una Cuba que no se supera porque, después de todo, quién supera los males de su patria aun estando lejos?

Esta foto fue tomada el 3 de febrero de 1999, en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela (UCV). El líder cubano volvió a la UCV después de casi 40 décadas y emitió un discurso de más de 8 horas. El Orfeón Universitario de la UCV estuvo presente. Recuerdo el despliegue extraordinario de seguridad en la universidad, con SEMANAS de anticipación! Recuerdo también nuestros ensayos porque, entre otras piezas de nuestro repertorio, interpretamos el Himno Nacional de Cuba, La Bayamesa. 

Fidel se acercó a nosotros conmovido, sonriente, nos habló, nos felicitó. El Aula Magna estaba repleta de gente. Me sorprendió su altura, verlo tan cerca como para distinguir detalles en su piel y en su traje... 

Sobre su discurso debo decir que fue un aviso desapercibido de lo que luego viviría como periodista con los interminables discursos de Chávez. Un día antes de esta visita de Fidel, la última si la memoria no me falla, Hugo Chávez Frías había asumido la Presidencia del país.

martes, diciembre 01, 2015

9...3..46631, Pintor




La foto de arriba es un detalle de la primera fotografía que tomé de un graffitti en Porto. En ese momento lamenté el hecho de ver #anónimo un dibujo tan hermoso.

En la foto de abajo observan, años después, el mismo dibujo pero más elaborado y con el artista responsable en pleno trabajo. Esta pared está junto a un semáforo, en la llamada "rua da Casa Amarela".

El pintor trabaja de manera fragmentada, entre la luz verde y la luz amarilla que determina el semáforo. Dibuja con un cartel colgado en el cuerpo, en él agradece cualquier colaboración que podamos hacer... Durante la luz roja, con las manos llenas de carboncillo, pasa tímidamente por entre los carros.

Es un señor mayor, sonriente y extremadamente delgado. Dudo que él exponga en galerías y que haga, como otros artistas de moda, numerosos dibujos en las paredes de #Porto, cosa tan en boga en esta ciudad.

Se nota que a cada trabajo este pintor le dedica empeño y tiempo... Con sinceridad, cualquier moneda o billete es poco. Es uno de los dibujos más hermosos y mejor elaborados que he visto de esta ciudad.

La luz roja del semáforo me dio solo chance de dar monedas, agradecer y felicitar... aunque no de preguntar nombre. Su obra se mantiene anónima. En lugar de firma, quizá a la espera de algún encargo, el artista colocó hace años un número debajo de su hermosa vista de Porto, está allí como con vergüenza de vincularse mucho con el mismo dibujo. Es un número de teléfono celular que, gracias a manos malechoras, ahora solo se lee a medias: "9...3..46631 Pintor"

jueves, septiembre 24, 2015

Gracias, Cecilia

Cecilia Martínez en 2011, en la Residencia Planchart, ubicada en Caraballeda.



La pionera de la radio y de la televisión venezolana, Cecilia Martínez, falleció en horas de la mañana de este miércoles. Se fue rodeada de afectos y esta vez no es un rumor. Tenía 102 años. Celebro la vida de esta hermosa mujer, testigo y protagonista de la Venezuela de los siglos XX y XXI.

Cecilia era un patrimonio viviente. Escuchar a esta pícara caraqueña en charlas o hablar directamente con ella, creaba a veces sentimientos encontrados. Era increíble. Era una oda a la vitalidad, al talento, al buen humor y a los cuentos. Y vaya que podía echar cuentos soprendentes y verídicos! Había nacido el 26 de noviembre de 1913, era prima y modelo de Armando Reverón, prima del periodista y caricaturista Leoncio Martinez “Leo”, vecina del maestro José Antonio Calcaño, y paciente del mismo doctor José Gregorio Hernández.

Ya de chiquita podía jactarse al decir que era tataranieta de Cristóbal Mendoza, primer presidente de Venezuela luego del proceso independentista que acabó con el imperio español. Sin embargo, Cecilia tenía otras cosas en qué ocuparse. Su madre había muerto cuando ella era apenas una niña, y es su padre quien queda a cargo de los tres pequeños.

Siempre estuvo vinculada con actividades y personajes artísticos, aunque es por su talento que la adolescente Cecilia marca un hito en la historia de la radiodifusión venezolana. En 2013, a propósito de su centenario, destaco ese acontecimiento polémico que llega a sonrojar hasta al dictador Juan Vicente Gómez. En esa oportunidad, comparto incluso un sonido de la propia Cecilia Martínez ( Ver y escuchar aquí: )

viernes, agosto 07, 2015

¡À París, maestro! Hasta siempre


Este seis de agosto se cumplieron seis meses del fallecimiento del maestro Pedro León Zapata. Desde entonces había querido dejar por escrito alguno de los entrañables recuerdos que atesoro. Tuve el privilegio de entrevistarlo varias veces, de escuchar sus alocuciones en exposiciones, conciertos o charlas, de compartir con él en reuniones y hasta en mi primera defensa de tesis. Sin embargo, desde hace un tiempo solo hay un episodio que se repite en mi mente con frecuencia.

En diciembre de 2005 pasé unas cortas vacaciones en Venezuela. Vivía en Francia en ese momento, y debo decir que abrazar a mi familia y a los afectos fue sanador. Tenía mucho tiempo sin estar mi tierra y extrañaba hasta el acento. Fueron días de reencuentros, uno de ellos con mis queridos Ildemaro Torres, Sonia Hecker y Zapata.

Nos reunimos para ponernos al día y para comer. El restaurant lo escogió el profesor Ildemaro, uno tradicional de la avenida Francisco Solano. Recuerdo que el maestro Zapata llegó con un sobre grande en sus manos, y no se había sentado del todo cuando puso el sobre en mis manos. En su interior había un original de sus Zapatazos. Un dibujo a colores que no es el que acompaña este texto.

Durante el almuerzo hablamos de todo un poco, desde mi vida en Francia, la situación política en Venezuela, la inseguridad, mi libro sobre los Zapatazos y hasta cómo se le llama al cilantro en varios idiomas. No recuerdo qué comimos, aunque nada sería más sabroso que esa conversa a cuatro.

Me dieron la cola hasta mi casa, en Los Chaguaramos, y al despedirme del maestro Zapata, me dice: “Bueno, Yellice... nos veremos cuando se publique el libro o antes, si Mara y yo tenemos la suerte de ir a París. Entonces, no te digo 'À bientôt', como dicen los franceses, sino... 'À Caracas' o mejor dicho: 'À Perpignan!' y 'À París!', exclamó sonriente.

Fue la última vez que vi al maestro Zapata. Años después, cuando regresé a Venezuela, la conmoción era total por su estado de salud. En ese momento, a finales del año 2008, la revista española Art Notes publicó el artículo “Sobre el zapatismo en Venezuela”. Lo firma quien suscribe y aquí lo comparto con ustedes:

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El artista plástico venezolano Pedro León Zapata atravesó recientemente una operación a corazón abierto. Luego de casi 40 días en terapia intensiva y otros tantos de hospitalización, el maestro regresó a casa en medio de estrictos cuidados médicos. Miles de corazones elevan aún oraciones para su recuperación definitiva y no es para menos. Zapata es Venezuela y ésta no ha sido mejor retratada que en los trazos de Zapata.

La noticia del regreso a su hogar llegó con júbilo en medio del homenaje que numerosos artistas y demás personalidades, realizaron en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela. Esos dos días a sala llena sirvieron para rendir un tributo acorde al maestro Zapata: unos actos en los cuales la música, el teatro y el humor se mezclaron sin dejar de ser por ello solemnes o cargados de emotividad.

A pesar de que su labor como caricaturista le ha otorgado una inmensa popularidad en el ámbito nacional e internacional, pocos de las nuevas generaciones conocen lo multifacético que es Pedro León Zapata. En 79 años de vida ha abordado con fervor el trabajo pedagógico y periodístico, la pintura, se ha sumergido en las aguas de la dramaturgia y hasta se ha perfilado como virtual candidato a la Presidencia. Son numerosas las publicaciones editoriales sobre él o sobre sus creaciones artísticas. Él y sus trazos son siempre una fuente inagotable de estudio y admiración.

Sus caricaturas tituladas Zapatazos, publicadas diariamente desde hace más de 43 años en el diario El Nacional, son una fiel muestra del punto de honor que posee este artista. Muchos de los hijos de esa tierra de Simón Bolívar, creen en Zapata y siguen su trabajo artístico, compartiendo o no su punto de vista. Esa es a mi juicio una de las virtudes más brillantes de su labor creadora, su facultad de unificar, de conciliar. Eso es lo que llamo el zapatismo venezolano.

Los Zapatazos pertenecen al género gráfico del periodismo de opinión, aunque es tal la credibilidad y el respeto que Zapata detenta, que sus trazos se han convertido en el editorial gráfico de El Nacional, uno de los periódicos de mayor tradición y tiraje en Venezuela. Zapata es, sin duda, el editorialista de la democracia venezolana, y en su obra toma primacía la historia del pueblo.

El zapatismo venezolano tiene de México la influencia que la escuela muralista azteca ha dejado en el artista, pues, Zapata (el venezolano) vivió largos años en ese país norteamericano y aprehendió las artes revolucionarias de la pintura a gran escala, al observar al mismo Diego Rivera.

Ser zapatista en Venezuela es admirar también aquello que de la narración figurativa francesa poseen estas caricaturas. En la obra de Zapata se observa pluralismo en los recursos lingüísticos y estilísticos, en una búsqueda constante por destacar los hechos como parte de un todo social. Nada escapa de la observación de Pedro León Zapata, él es el cronista del día a día.

Los Zapatazos han vivido nueve períodos presidenciales y a lo largo de este proceso en la historia contemporánea venezolana, figuras y acontecimientos internacionales también se han retratado sin miramientos. En ellos desfila una vasta lista de personajes que comparten tribuna con el verbo culto hecho dibujo.

Del evento noticioso del día a día hasta un simple llamado a la reflexión, la cotidianidad de Venezuela se muestra en los Zapatazos sin tabú ni censura. Desde estas líneas, maestro Zapata, votos para su mejoría y un gran fumetto que exclama: “¡A VUESTRA SALUD!”

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***Zapata sobrevivió a este incidente de 2008. El artista plástico falleció el 6 de febrero de 2015, justo después de que la publicación de sus célebres caricaturas alcanzara medio siglo.
***El libro Casi 50 años de Zapatazos sigue en proceso de publicación. Como me dijo el maestro en una entrevista en 1999, al hablar sobre la búsqueda constante de las palabras y los dibujos que expliquen mejor al mundo: “No sé si lo he logrado, será mañana”.