miércoles, julio 26, 2006

Venezuela y Estados Unidos presentes en Mandolines de Lunel

Yellice Virgüez Márquez


Con diapasón a tono y pleno de nuevas propuestas, el Festival francés de la Nueva Mandolina hizo vibrar el sur del país galo del 25 al 29 de octubre. En esta segunda edición, nueve agrupaciones estrictamente seleccionadas por el Projecto Global Mandoline, declamaron en ritmos, armonías y talleres la misión de esta asociación que desde el año 2002 exalta la ejecución universal de “il mandolino”.


Durante esos días particularmente soleados de otoño, la ciudad mediterránea de Lunel acogió siete agrupaciones provenientes de los continentes americano y europeo. El trio de Patrick Vaillant, de Françoise Veinturier y la Experiencia de Kevin Inzelrac como agrupaciones anfitrionas, recibieron Madeira Brasil, Carlo Aonzo de Italia, Josh & Jeff Pinkham y Mike Marshall de los Estados Unidos, John Paul Jones de Inglaterra, y Entreverao, trío de plectros venezolano integrado por Ricardo Sandoval, Pedro Marín y Cristobal Soto.


La representación de Venezuela en manos de tres de los virtuosos de la mandolina actual, asombró a la audiencia por la versatilidad y la riqueza nacional reunidas majestuosamente en las cuatro órdenes dobles de este instrumento. El arte de renovar la mandolina venezolana esta vez en escenarios foráneos, fue enriquecido con la participación especial del bajista Julio Andrade, del cuatrista Cruz Marín, del guitarrista Mathias Collet y del percusionista Diego “El Negro” Alvarez.

De nuevo, la sonoridad de la bandolina solista acompañada con aquella del cuatro, de la guitarra y del bajo, hechiza a los presentes por su ensamble rítmico propio y su dominio técnico. En menos de un año, dos han sido las veces en las cuales el país hexagonal destaca in situ el trabajo de esta generación de músicos venezolanos. Durante el pasado verano “Au son des mandolines 2005” dejó ansioso al público internacional y Mandolines de Lunel ha sido la continuación y, por qué no, la excusa para reunir de nuevo a todos estos exponentes.

Mike Marshall, referencia mundial de la bandolina estadounidense, no podía estar ausente en esta jornada intercultural. Músico acústico, también ejecutor del violín y la guitarra, Marshall transmutó en su actuación la mezcla entre fuerza, dulzura y técnica original que lo resalta entre los instrumentistas norteamericanos de la actualidad.

Por su parte Josh & Jeff Pinkham, constituyen la dupla filial resultado de una larga dinastía musical que se remonta a la primera treintena del siglo XX. Padre e hijo demostraron una vez más la armoniosa comunión de sus diversas influencias musicales, a saber, el bluegrass, el jazz y la música clásica.

Durante cinco días Lunel revivió a través de los trastes rítmicos de hoy, la oda que en su época no resistieran hacer Vivaldi, Mozart, Beethoven ni Paganini por este instrumento del medioevo. Mágica causalidad que resonó en un espacio de vasta historia mediaval sus Sol-Re-La-Mi interculturales y que promete, sin duda, reditarse.

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